Sobreinjerto en Chile

Una técnica tradicional

El éxito y el posicionamiento de determinados vinos o etiquetas puede tener un impacto importante y positivo para las bodegas. Tanto es así que, en el propio viñedo, puede ser muy interesante modificar la superficie de plantación de las vides o la proporción de las variedades.

Este es el caso de Hacienda Araucano: el éxito de nuestro vino tinto Clos de Lolol nos ha llevado a explorar diferentes alternativas para aumentar nuestra superficie de producción de cabernet franc, cabernet sauvignon, carmenere y syrah. Así que este año hemos empezado a injertar cabernet franc en sauvignon blanc.

El injerto es una técnica común, ampliamente utilizada en la viticultura desde la crisis de la filoxera a finales del siglo XIX. En aquella época, el uso de portainjertos de especies de Vitis americanas salvó a los viñedos europeos de la desaparición.

Un portainjerto es una cepa específica sobre la que se injerta una variedad de vid cuyo fruto tiene las propiedades deseadas. En la unión de estos dos organismos, el portainjerto o patrón es proporciona el sistema radicular, mientras que la parte que crece es el injerto propiamente  dicho. 

Para que el injerto tenga éxito, los cámbiums vasculares responsables de la división celular en cada uno de los dos organismos deben estar en contacto, de modo que se pueda establecer una conexión entre sus respectivos sistemas de agua y nutrientes. ¿Ha decidido injertar? En ese caso se plantean una serie de preguntas… ¿Qué material vegetal va a injertar? Puede elegir entre un trozo de vara (denominada «púa»), un trocito de madera («chip») o una yema («bud»). ¿Cuál es el mejor momento para realizar el injerto? Las yemas pueden ser latentes (dormancia o reposo invernal) o no latentes (principios de primavera).

El injerto no tiene un impacto directo en las características cromáticas y aromáticas de las uvas producidas en la variedad insertada, ya que las moléculas responsables de estos rasgos se producen dentro de la uva y, por lo tanto, están determinadas por el genotipo del injerto. Sin embargo, es posible que haya un efecto indirecto en la composición de los frutos, especialmente en la acidez, debido a la posible influencia del portainjerto en la vigorosidad del injerto, la configuración del dosel, la formación del cultivo e incluso el consumo de nutrientes (Keller et al., 2001a; Ruhl et al., 1988; Schumann, 1974).

Chile es un auténtico paraíso para la viticultura y la producción de uvas, y uno de los pocos territorios del mundo no afectados por la filoxera. Esta característica única nos permite prescindir de los portainjertos en nuestros viñedos (cepas de pie franco). Aquí es donde surge la pregunta: ¿por qué injertar las plantas en lugar de replantarlas? Más aún si no hay riesgo de ataque de filoxera…

La respuesta es doble: cuando se replanta un viñedo, hay que tener en cuenta el coste de arrancar las cepas viejas, preparar el suelo y plantar las nuevas. En cambio, si se opta por el injerto, se evitan estos costes y se ahorra tiempo, porque el sistema radicular ya está desarrollado. Lo único que hay que hacer es obtener el material que se va a injertar en las cepas (varas, trozos, yemas).

El injerto también tiene otra ventaja: los plazos hasta la primera cosecha. Si se vuelve a plantar, habrá que esperar a que se desarrolle toda la planta. Si se trata de un injerto, el sistema radicular ya está completamente desarrollado, la planta sólo necesita formarse para empezar a producir. No hay que esperar tanto tiempo para cosechar.

Sí, no hay que olvidar que el sistema radicular está compuesto por 3 tipos de raíces:  las raíces estructurales (constantes al cabo de 3 años), de las cuales surgen raíces permanentes más pequeñas (que crecen horizontalmente o hacia abajo) que se van ramificando para dar lugar a las raíces absorbentes o fibrosas, las cuales son efímeras. Todas son indispensables por sus funciones específicas: anclaje (raíces estructurales), acopio de reservas (glúcidos y nutrientes), síntesis y suministro de sustancias necesarias para el crecimiento (hormonas) y absorción y translocación de agua y minerales. Por lo tanto, es una gran ventaja contar con un sistema radicular completamente desarrollado desde el principio.

Por Diego Vergara, Director Técnico de Hacienda Araucano